viernes, 12 de junio de 2009

La confesión final.

--Los años pasaron, mi querido Manuel Valadares. Hoy tengo cuarenta y ocho años y, a veces, en mi nostalgia, siento la impresión que sigo siendo una criatura. Que en cualquier momento vas a aparecer trayendome fotos de artistas de cine o más bolitas. Tú fuiste quien me enseño la ternura en la vida, mi Portuga querido. Hoy soy yo el que tiene que distribuir las bolitas y las figuritas, por que la vida sin ternura no vale la gran cosa. A veces soy feliz en mi ternura, a veces me engaño, lo que es mas común.
- En aquel tiempo... En aquel tiempo de nuestro tiempo no sabía que muchos años antes un Príncipe Idiota, arrodillado fentre a un altar, preguntaba a los iconos, con los ojos llenos de lágrimas:

"¿ POR QUÉ LES CUENTAN COSAS A LAS CRIATURITAS?¨
- Y la verdad es, mi querido Portuga, que a mí me contaron las cosas demasiado pronto.
¡Adiós!

--------------------------------------------------------------------------------------Ubatuba, 1967.

Este texto, es el último capítulo del libro " Mi planta de naranja-lima" de Miguel Mauro de Vasconcelos, libro que me regalo un tío a los 10 años. Por supuesto que el interés por tal me llego mucho mas tarde. Excelente libro.

-- Muy elogiada por la crítica y calurosamente recibida por el público, Mi planta de naranja-lima, en páginas de gran colorido narrativo y extraordinariamente fuerza, relata la historia de un niño que un día, de pronto, descubre el dolor y se hace adulto precozmente. Vasconcelos ha sabido encontrar el camino que conduce al lector, pues llega directamente al corazón con toda su carga emotiva mucho más que al intelecto; sus libros son mensajes de un espíritu a otros. Sus personajes viven, se mueven y desenvuelven con naturalidad en un paisaje lujuriante y constantemente cambiante, pleno de colores, ruidos y olores; y todos ellos se identifican e integran en un mismo valor; el hombre.

1 comentario:

Unknown dijo...

como lloré con ese libroo