domingo, 11 de octubre de 2009

Sólo un pequeñísimo porcentaje de la gente puede ser considerado como indeciso hasta el punto de que únicamente la propaganda pueda convertirlo, y es probable que esta fracción sea una índole especial: personas no muy interesadas y que viven en una constelación especial en la que ninguno de los dos candidatos aparece como una solución muy convincente. Como resultado de ello, tales personas se muestran especialmente sensibles a las presiones sociales que las circundan, y si finalmente llegan a una decisión, es muy probable que su voto sea proporcional a las influencias de grupo ejercidas sobre ellas. Esto significa que, al final, su decisión no alterará considerablemente la proporción de intenciones existentes antes del comienzo.

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